domingo, 23 de septiembre de 2012

Obesidad infantil

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Los objetivos de la nutrición en los pequeñitos son lograr su potencial genético y prevenir el desarrollo de enfermedades en la edad adulta. Es interesante que hoy en día la mayoría de los padres se desviven por proveer a sus hijos la mejor educación a su alcance, pero no están logrando hacerle llegar una buena educación nutricional a los mismos. Es cierto que hay muchos factores en contra: el incremento de los lugares de comida rápida y la diversión que a ellos se asocia, el fácil acceso a golosinas y comida chatarra en los lugares de estudio, las diversas actividades cotidianas que nos roban el valioso tiempo de preparación de comidas saludables, la exposición casi continua a publicidades ingeniosamente elaboradas para captar la atención de los consumidores (en especial de los que más escándalo armarán en los lugares de compra para obtener lo que quieren)… En síntesis, el ambiente actual está preparado para crear futuros adultos obesos. Es más, hay un incremento alarmante en la cantidad de niños que hoy en día ya son obesos. La tradición pinta una imagen distorsionada con respecto a la obesidad infantil: “El niño gordito es saludable, el flaquito es enfermizo”. Aunque es cierto que los niños desnutridos son enfermizos, no hay nada de cierto en que los niños obesos sean saludables. El aumento creciente de consumo de alimentos ricos en colesterol, grasas saturadas (grasas animales), sacarosa (azúcar de mesa) y sodio (sal) está asociado al aumento de las enfermedades como la obesidad (sí, la obesidad es considerada una enfermedad), hiperlipidemias (un nivel aumentado de grasa en sangre), enfermedades cardiovasculares, diabetes, HTA, cáncer, osteoporosis, así como otras enfermedades crónicas no transmisibles. Las evidencias epidemiológicas sugieren que estas enfermedades se inician en la infancia e incluso en el período fetal, aun cuando las manifestaciones clínicas vengan años después. Está claro que no es un tema para tomar a la ligera. Aun cuando, como mencioné anteriormente, muchos factores trabajen en contra de mantener el peso de nuestros hijos en niveles saludables, la responsabilidad sigue cayendo en el hombro de los padres. Son ellos quienes tienen el deber de inculcar hábitos alimenticios y de ejercicios saludables en sus retoños. El modo de alimentarse, así como las preferencias y rechazos hacia determinados alimentos, están fuertemente condicionados por el aprendizaje y las experiencias vividas en los primeros cinco años de vida. Pero esto no significa que sean incorregibles. En cualquier momento de nuestra vida podemos corregir lo que está mal en ella. Claro que es mucho mejor si desde pequeños tenemos hábitos saludables. Vayamos con un ejemplo clásico. Cada vez que el bebé llora, hay mamás que tienden a darle el pecho. Lo que esto graba en la mente del bebé es que el displacer o discomfort es solucionado con algo dulce (ya que la leche tiene un ligero dulzor) y esta idea queda de por vida. Es importante que las madres aprendan a diferenciar los llantos de su bebé y esto únicamente se puede lograr prestando atención al mismo, dedicándole el tiempo que se merece. Una pregunta frecuente de las madres tiene que ver justamente con el manejo del azúcar y los edulcorantes en los niños. Como norma general se puede decir que a niños menores de 2 años no se les debe dar ni edulcorantes ni productos light. En todo caso, se puede disminuir la cantidad de azúcar con relación a la cantidad utilizada habitualmente si ésta es excesiva y se está preocupada por el peso de la criatura. A los niños de 2 a 5 años se les puede dar productos light, pero se debe evitar agregar edulcorantes a las infusiones o a la leche (a manera de evitar un exceso de los mismos en su alimentación). A partir de los 5 años, los niños pueden consumir edulcorantes en bajas cantidades para endulzar infusiones o la leche y pueden consumir productos light (siempre de manera controlada). Ahora bien, este es solo uno de los temas que preocupa a las madres. En un post futuro estaré hablando de otros temas como el desayuno infantil saludable, el almuerzo escolar adecuado, cómo incitar a ejercitarse a los chicos que no quieren hacerlo, etc.

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