domingo, 31 de julio de 2011

Comer como los chiquitos


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No me refiero a comer tirando la comida al suelo ni llenarle el cabello a alguien con puré de zanahoria (aunque puede ser muy divertido también). Me refiero al hecho de que los chiquitos sólo comen cuando realmente tienen hambre. El cuerpo nos dice cuándo parar de comer… pero, a medida que vamos creciendo, lastimosamente dejamos de escuchar a nuestro cuerpo. Volvamos a escuchar a nuestro cuerpo: aprendamos a diferenciar entre hambre y apetito, reconozcamos nuestra sed y saciémosla con agua (que es lo único que de verdad sacia la sed), sepamos cuándo necesitamos descansar. Otro punto muy importante es que los chiquitos suelen comer poquito a poquito. Se llenan pronto y a las pocas horas están con hambre otra vez. Comer fraccionado beneficia a nuestro sistema digestivo. Desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena son las comidas básicas que deberían ser parte de nuestro día a día. Los chiquitos disfrutan de comidas coloridas, divertidas. Cuanto más color en nuestras comidas, más vitaminas y minerales. ¿Una cosa que debemos evitar copiar de los chiquitos? Su renuencia a probar cosas nuevas. Como adultos que somos, no tengamos miedo de experimentar con diferentes vegetales, frutas y demás. Nuevos sabores, colores, aromas, texturas, formas… todo ello enriquecerá nuestro diario vivir y hará de la hora de nutrirnos un placer que no querremos dejar pasar.

domingo, 24 de julio de 2011

Sos una belleza…

…y debes aceptarlo. Es hora de que lo hagas. Sos una persona única y especial.  No hay nadie más con la misma combinación de cromosomas en este Universo. Tus cromosomas se combinaron de manera bella para crearte a vos. No hay duda de que sos singular, sos irrepetible. Sin importar tu forma, tamaño, colores y demás. Cambiemos los estereotipos limitados y sofocantes que tiene la sociedad con respecto a la belleza. Cada uno de nosotros es un ser lleno de belleza esperando ser descubierta. Cuando te halagan, te piropean, te alaban, ¿cuál suele ser tu reacción? Si sos como la mayoría de las personas, reaccionás con un “No es cierto”, “Necesitás anteojos vos, ¿eh?” y similares. Pero, más allá de que creas que lo que se te dice es verdad o no, es importante aprender a aceptar los halagos. Primero porque es por algo que la persona te está diciendo algo bonito. Merece que se le dé el beneficio de la duda  y que se acepte su halago como sincero (no todos los halagos son por motivos ulteriores o intereses). Segundo porque te hace bien. Que te digan que sos una persona linda, inteligente, graciosa o lo que sea que estén halagando de vos te hace bien. Quizá es algo que ya sabés, quizás es algo que no podés creer porque no es así como te ves. Sea cual sea el caso, escuchar halagos reafirma tu autoestima y te hace sentir bien. Todos necesitamos de palabras amables de tanto en tanto. No las rechaces ni minimices. Regalá tu mejor sonrisa y agradecé las palabras. Pero no te quedes simplemente con las palabras que se te dan. Siempre que busques, vas a encontrar algo lindo que decirle a las personas a tu alrededor. Halagar a una persona con sinceridad es algo que te va a hacer sentir bien a vos también. Saber dar y saber recibir halagos… y disfrutar el proceso.

domingo, 17 de julio de 2011

Una curva que endereza muchos asuntos


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Desde un punto de vista fisiológico, la sonrisa es una expresión facial formada al flexionar una decena de músculos cerca de los extremos de la boca y alrededor de los ojos. Es un acto que no se aprende, se nace sabiendo sonreír. Desde un punto de vista afectivo, es transmitir sentimientos sin emitir sonido. La sonrisa influye en quien la da y en quien la recibe. Nos ayuda a sentirnos más cómodos con la gente a nuestro alrededor. Pero no tiene efectos meramente sociales. El acto de sonreír hace que se liberen endorfinas en nuestro cerebro, las “hormonas felices” que nos hacen sentir bien y ayudan a modular el dolor entre otras cosas. Es por eso que existe lo que se llama la “risoterapia”, en la que se procura ayudar a los pacientes con una buena dosis de risas y sonrisas. Ahora bien, no necesitamos esperar a estar enfermos para sonreír y reír. De hecho, la sonrisa mejora el día a día, sin importar qué llene nuestro día a día. Pero, ¿qué pasa si sentimos que no hay razones para sonreír? Hay que buscarlas. SIEMPRE hay razones para sonreír. Podemos hacer de la búsqueda de razones para sonreír parte de nuestra rutina diaria. Lo que llena nuestra mente es lo que termina determinando nuestro humor, por ende lo mejor es que la llenemos de cosas positivas. Las pequeñas delicias de la vida pueden ser razones poderosas para sonreír: nuestra música favorita en la radio, palabras sinceras y conmovedoras de la boca de seres queridos, una mariposa volando libre o un batallón de ellas volando en nuestro interior al sentir la cercanía de esa persona especial, un pedazo de torta de chocolate, una brisa fresca en un día caluroso, una noche lluviosa, un amanecer soleado… Razones hay muchas y variadas. Para cada persona son diferentes las razones, pero el resultado es el mismo: movemos músculos faciales para transmitir sentimientos. Claro que para sonreír tranquilamente debemos de cuidar nuestros dientes. Cepillarlos después de cada comida y utilizar el hilo dental  son dos tareas obligadas para el mantenimiento de nuestra bella sonrisa. Una sonrisa puede durar segundos pero quedar grabada en la memoria por siempre, así que… ¿qué razones para sonreír encontraste el día de hoy?

domingo, 10 de julio de 2011

Per amore alla pizza


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Masa fina, masa gruesa. Mozzarella. Pepperoni. Vegetales. Chocolate… No conozco una persona a la que no le guste un buen pedazo de pizza. Es que es un alimento sencillamente delicioso. Y es un alimento completo de por sí. La variedad de ingredientes utilizados en su preparación garantiza la presencia de hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales (dependiendo de la calidad de los ingredientes y de la proporción en que se utilicen, tendrá más de uno que de otro). Lo que sí sería sabio agregar a esta lista es fibra. Es cierto que con los vegetales que se le agregan a la pizza viene algo de fibra, pero para asegurar un buen consumo de fibra podemos acompañar la pizza con una buena porción de ensalada fresca. Sí, leíste bien: pizza con ensalada. La primera vez que escuché eso pensé “¡Nooo! La pizza va solita…”, pero la verdad es que después de probar comer la pizza con ensalada, no lo cambio por nada. El sabor a vegetales frescos combina a la perfección con el sabor a cocinado de la pizza. Lo bueno es que esto no solo hará que disfrutes dicho manjar de una nueva manera, sino que es una forma de disminuir el consumo de pizza (más alto en calorías que la ensalada), ya que las fibras presentes en la ensalada te saciarán. Esto también lo he comprobado en persona. Yo como muchas menos porciones de pizza si la acompaño con ensalada. Una porción de pizza puede variar en la cantidad de calorías que aporta de acuerdo a los ingredientes presentes. Lo importante que se debe recordar es no abusar. Cada persona conoce (o debería conocer) su cuerpo y sabe cuánto necesita en realidad. Cuando uno come por mera gula, deja de sentir el placer de comer… y la verdad es que la pizza MERECE ser disfrutada. ¿Qué tal una buena pizza con ensalada de cena esta noche? Disfrutála bocado a bocado ;)

domingo, 3 de julio de 2011

La vida es una pasarela

¿Alguna vez notaste cuánto estiliza el simple hecho de cuidar la postura? Es uno de los aspectos que más descuidamos a veces y, sin embargo, es una manera instantánea de lucir elegante y esbelto… sin mencionar el cuidado que de esa manera le proporcionamos a nuestra columna, cuello y hombros. El encorvarnos no solo nos hace ver más rellenos de lo que somos, nos hace sentirnos así. En contraposición, el tener una postura correcta nos hace ver y sentirnos más atractivos y con confianza en nosotros mismos. Una forma de saber cuál es la postura correcta para nuestro cuerpo es el clásico “libros sobre la cabeza”. Manteniendo la espalda recta, el abdomen contraído, los hombros relajados y la cabeza erguida (“como si estuviese colgada por un hilo desde el cielo”), podremos caminar manteniendo los libros sobre la cabeza sin que estos caigan. Eso indica que nuestro cuerpo está en equilibrio, que nuestra postura es la correcta. Ahora, ¿cómo mantener esa postura? Si no te molesta que se te den recordatorios de tanto en tanto, podrías pedir a tu círculo de amigos que te hagan notar cuando no estás manteniendo una buena postura. Otra técnica para mantener una buena postura (en este caso cuando estás en posición sentada) es colocar una cinta o algo similar de un color llamativo que puedas ver solo cuando mantenés tu postura correcta. Si no ves la cinta, es momento de enderezarte.