La memoria es una función del
cerebro y, a la vez, un fenómeno de la mente que permite al organismo
codificar, almacenar y evocar la información del pasado. Es gracias a ella que
podemos retener experiencias del pasado en nuestro cerebro y es gracias a ella
que podemos recordar cosas que queremos hacer en el futuro. El hipocampo es la
parte del cerebro relacionada a la memoria y aprendizaje. Aunque a ciencia
cierta nadie sabe la capacidad de memoria del cerebro, puesto que no se dispone
de ningún medio fiable para poder calcularla, las estimaciones varían entre 1 y
10 terabytes. Algunos científicos sostienen que tenemos la capacidad de
almacenar en nuestra mente información equivalente a la de 10 billones de
páginas de enciclopedia. Sin embargo, a veces, esta función/fenómeno del
hipocampo falla. Es lo que me pasó la semana pasada y es por eso que no subí ningún
post el domingo pasado. Lo siento mucho. A modo de disculpas, este domingo subo
dos posts. Espero compensar así la falla de mi memoria :) Y ya que estamos en
el tema, decidí investigar qué cosas mejoran la memoria y qué cosas la empeoran.
Este post es el resultado de esa investigación. En personas sin ningún
compromiso cerebral, las condiciones principales que afectan la memoria son los
problemas emocionales (ansiedad, depresión, estrés, conflictos, baja autoestima),
el envejecimiento, los problemas con el alcohol, los sedantes y otros fármacos,
el sueño interrumpido, una dieta rica en azúcares, harinas refinadas y grasas
malas y la falta de actividad física. De forma inversa, el tratar los problemas
emocionales (ya sea con visitas al psicólogo o psiquiatra –dependiendo del
caso- o probar diferentes métodos de relajación hasta encontrar uno que nos funcione
a nosotros personalmente) y los problemas de adicción (en centros capacitados
para tales efectos), procurar noches de descanso ininterrumpido, mejorar la
alimentación (aumentar el consumo de avena, nueces, almendras, semillas, pescado,
ajo y de los vegetales y las frutas en general y disminuir el consumo de los alimentos ricos
en azúcares, harinas refinadas y grasas malas) y tener una rutina diaria de
ejercicios físicos mejora la memoria. El cerebro es un órgano que, como todos los
demás, necesita estar activo para ofrecer un rendimiento adecuado a sus
posibilidades. Si no se ejercita, disminuye su capacidad para pensar y
recordar. Según los expertos, la mayor parte de la memoria de las cosas lejanas es
guardada de una forma visual, más que en palabras. Por ejemplo, si perdemos las
llaves del coche, es bueno pensar en la imagen de uno mismo cerrando el coche
y luego ver qué hizo a continuación. Hacer crucigramas, recordar detalles de una película o de un libro o recordar lo que se ha desayunado
o qué ropa llevaba cierta persona en tal ocasión, etc. son maneras de ejercitar la memoria. Larry Katz, creador de una rutina de ejercicios especiales para el cerebro, recomienda la neuróbica. Estos ejercicios consisten en la inversión del orden de algunos movimientos comunes en nuestra
rutina diaria, lo cual altera nuestra percepción (sin por ello alterar nuestra
rutina). El desafío de la neuróbica es hacer todo lo contrario a los actos
automáticos, obligando al cerebro a un esfuerzo adicional: usar el reloj de
pulsera en el brazo contrario al que siempre se usa, caminar de adelante hacia
atrás por la casa, vestirse con los ojos cerrados, estimular el paladar
probando comidas diferentes, leer o ver fotos al revés concentrándose en
detalles en los cuales nunca había reparado, poner el reloj ante un espejo para ver la hora al revés, cambiar el
mouse de la computadora para el otro lado de la mesa, escribir o cepillarse los
dientes usando la mano izquierda (o la derecha en caso de ser zurdo), hacer un
trayecto diferente al habitual camino al trabajo, introducir pequeños cambios
en sus hábitos, hojear alguna revista y buscar una foto que le llame la
atención para luego pensar en 25 adjetivos que describen la imagen o el tema
fotografiado, intentar identificar los ingredientes que componen el plato que se está consumiendo y concentrarse en los sabores más sutiles, intentar
calcular cuántos están en el lado derecho y cuántos en el izquierdo al entrar
en un salón muy concurrido y/o fijarse en los detalles de la decoración y
enumerarlos con los ojos cerrados, seleccionar una frase de un libro e intentar
formar una frase diferente usando las mismas palabras, probar a jugar algún
juego o actividad que nunca antes se haya practicado, comprar un rompecabezas e
intentar encajar las piezas correctas lo más rápido que se pueda cronometrando
el tiempo (y repetir el ejercicio para ver los progresos en la velocidad), tratar
de memorizar la lista del mercado, consultar el diccionario para aprender una
nueva palabra por día e intentar usarlas en conversaciones diarias, escuchar
las noticias de la radio y la televisión al momento de despertarse para más tarde
hacer una lista mental con las más destacadas, al leer una palabra pensar en otras
cinco que comienzan con la misma letra… Esos son solo 20 de los ejercicios
mentales que podemos hacer para mejorar nuestra memoria y bien nos vale a todos
poner a ejercitar nuestras neuronas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario