domingo, 19 de agosto de 2012

Trastornos de la Alimentación

Encontré esta fotografía aquí
Existen varias formas de comer y la mayoría de ellas son aceptables ya que mantienen a las personas en un estado saludable. Sin embargo, existen desviaciones de la conducta alimentaria que a veces hasta se apartan de los límites racionales. Las anormalidades pueden darse tanto en la cantidad como en la calidad o la distribución de las comidas. Las más comunes son:
  • Anorexia: pérdida de apetito por culpa de alguna enfermedad. La persona no busca la delgadez. Al contrario, se siente mal por ella.
  • Anorexia nerviosa: negativa a comer. Se busca estar delgada por medio del control absoluto del apetito.
  • Bulimia: comer mucho volumen compulsivamente y en secreto.
  • Bulimia nerviosa: bulimia seguida de un acto compensatorio (purgativo –consumo de diuréticos, consumo de laxantes, vómitos provocados- o no purgativo –período de ayuno, consumo de anorexígenos, realización de actividades físicas extenuantes-).
  • Comilona: comer mucho volumen en una sentada. No necesariamente es compulsiva. Puede ser social, en eventos especiales.
  • Compulsión: una necesidad súbita e irresistible de comer algo.
De estos trastornos, los que más preocupación causan son la anorexia y la bulimia nerviosa, aunque no por ello se deba restar importancia a los demás. Con la llegada de la era de la informática, se ha hecho aún más fácil el acceder al mundo de estos trastornos. No son pocos los sitios web que glorifican el comer menos de lo mínimo indispensable y en los que se suelen dar consejos para mantener ese “estilo de vida” proclamándose princesas y príncipes seguidores de sus Reinas (Ana y/o Mia). Existe una página muy buena en la que se desmienten mitos propagados en dichos sitios web. La gran diferencia entre una y otra es que las personas que padecen de bulimia nerviosa suelen buscar la ayuda de un profesional de la salud; las que padecen de anorexia nerviosa, no. Esto se debe a que las personas anoréxicas no suelen percibir que tienen un problema. Ahora bien, ¿cómo reconocer cuando alguien cercano a nosotros padece de anorexia nerviosa? Los síntomas son variados: una súbita pérdida de peso, quejas frecuentes de sensación de frío, comentarios permanentes del estilo “Estoy gordo/a” cuando no lo está, se pesa con mucha frecuencia, cabello seco y opaco, uñas quebradizas, cambio de tonalidad en la piel, tres faltas consecutivas de período menstrual (en el caso de mujeres), falta de energía, se niega a comer incluso en presencia de amigos, inventa excusas como que ya comió o no tiene hambre, frecuentes idas al baño, viste ropas sueltas con frecuencia, se aísla de sus amigos y su familia… ¿Qué hacer si se sospecha de anorexia nerviosa? En primera instancia, se debe demostrar a través de palabras y de actos que se quiere y se respeta a la persona. Una forma de hacerlo es buscar ayuda profesional. Es imprescindible que estas personas reciban la ayuda necesaria antes de que sean irreversibles los daños causados a su cuerpo. Es muy importante además tratar de ser paciente y tomar cada día como se presente. Recordar que recuperarse de un trastorno de la alimentación lleva su tiempo. Para la persona que acompaña el proceso es recomendable buscar apoyo en su pareja, un familiar o un amigo cercano para poder hablar con alguien de la preocupación o de los sentimientos que acarrea el hecho de tener un ser querido preso de una desviación de la conducta alimentaria. El camino a la recuperación no es fácil, pero bien vale la pena transitarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario