domingo, 25 de marzo de 2012

Diabetes

La sola mención de esta palabra puede desatar un torrente de emociones. Para aquellos que han sido diagnosticados algunas de las emociones quizá sean negación (en un primer momento), miedo, enojo, culpabilidad, tristeza (e incluso depresión), impotencia. Igualmente, quienes tienen un ser querido diabético pueden sentir emociones similares. Es normal sentir todo esto, hacerse miles de preguntas, tratar de escapar la realidad… pero al fin y al cabo tendremos que vivir la realidad: “Soy diabético/a” o “(Nombre del ser querido) es diabético/a”. Cuando llegamos al punto de aceptar la realidad, por más desagradable que sea, es cuando podemos seguir adelante con nuestra vida lidiando de la mejor manera posible con las circunstancias que nos toca vivir. Lo que debemos tener en mente es que no estamos sin poder. No somos olas del mar llevadas de aquí para allá a voluntad del viento. Tenemos control de nuestra vida. O al menos de algunos aspectos de nuestra vida. Mantener el control sobre la diabetes es algo que se puede y se debe hacer. Pero, para poder hacerlo, primero debemos entender qué es la diabetes. La diabetes que es una enfermedad crónica no transmisible. Esto quiere decir que el paciente diabético va a vivir con diabetes toda la vida, sin riesgo de contagiarlo a nadie. Se caracteriza por un aumento de glucosa (azúcar) en la sangre, llamado hiperglucemia. Normalmente, todos los seres humanos tenemos cierta cantidad de glucosa circulando por nuestro cuerpo. Pero, cuando uno tiene diabetes, esta cantidad aumenta. Esto puede deberse a un disturbio en la producción y/o acción de una hormona producida por el páncreas llamada insulina (encargada de hacer que la glucosa pase de la sangre a las células que la necesitan. Es por esto que el nivel de glucosa en sangre -glucemia- aumenta: como no actúa la insulina, cada vez más glucosa queda en la sangre). Existen dos tipos principales de diabetes:
·         Diabetes mellitus tipo 1: generalmente se desarrolla en niños y adolescentes y requiere de aplicación insulínica de por vida ya que este tipo de diabetes se debe a la absoluta deficiencia de dicha hormona.
·         Diabetes mellitus tipo 2: generalmente se manifiesta en adultos y está relacionado a la obesidad, a la falta de actividad física y a hábitos alimenticios poco saludables. El aproximadamente 90% de los pacientes diabéticos padece de este tipo de diabetes. El tratamiento puede consistir meramente en un cambio de estilo de vida (alimentación saludable y aumento de la actividad física). Si con esto no mejora, se pasa al consumo de medicamentos por vía oral. Si esto tampoco resulta en un buen control de la glucemia, se necesitará inyección regular de insulina.
A corto plazo, la hiperglucemia causa aumento de sed, aumento de orina, aumento de hambre y pérdida de peso. Estos son signos y síntomas que deben llamarnos la atención. A largo plazo, causa daños a los ojos, los riñones y los nervios. Así mismo, aumenta el riesgo de enfermedades coronarias, de accidentes cerebro-vasculares y un riego sanguíneo insuficiente de las extremidades. He aquí donde se instala el miedo. La vida de repente se vuelve mucho más corta y sentimos que el reloj no perdona. Pero, aquí es cuando debemos recordar que el conocimiento es poder y que aún hay mucho que podemos hacer por nuestra salud y nuestra calidad de vida. El objetivo principal es bajar los niveles de azúcar en la sangre. ¿Cómo se hace eso? Lo que mencionamos anteriormente: alimentación saludable y aumento de actividad física. Sí, no es fácil saber que uno tiene esta enfermedad o que alguno de nuestros seres queridos la tiene. Pero no tiene por qué hacernos sentir impotentes. Tenemos el control de poder bajar ese nivel de glucemia, tenemos el control de mantenerlo en un nivel saludable y de no dejar que la diabetes gane la batalla. Eso está a nuestro alcance. Cada caso es individual. Si una persona ha sido diagnosticada como diabética, debe consultar a su equipo multidisciplinario para que se le oriente sobre cómo organizar de la mejor manera posible su propia alimentación, qué actividades físicas le conviene realizar y, en caso de ser necesario, cada cuánto tomar los medicamentos orales y/o cómo manejarse con la insulina. Siguiendo los consejos de los médicos, nutricionistas y demás profesionales al servicio de la salud se puede llevar una vida feliz y saludable, aún con este diagnóstico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario