domingo, 25 de noviembre de 2012

Aprovechar las mañanas :)


Creo que en mi entorno conozco más búhos nocturnos que gallos que anuncian el amanecer. La mayoría de mis amigos y conocidos no son de madrugar. Es más, dejan todo para las últimas horas de la noche cuando su creatividad comienza a aflorar. No es que sea incorrecto. Cada persona tiene su propio ritmo. Sin embargo, existe algo llamado “ritmo circadiano”, un periodo de tiempo de entre 20 y 28 horas en el que se repiten ciertas funciones metabólicas. El reloj circadiano en los mamíferos se localiza en el núcleo supraquiasmático (NSQ), un grupo de neuronas del hipotálamo medial. Su actividad es modulada por factores externos, fundamentalmente la variación de luz. Existe una serie de procesos biológicos que están subordinados al ciclo circadiano y, por ende, a la cantidad de luz que hay en el ambiente. Es interesante que además se considera que el ciclo circadiano cambia según estaciones (ritmos circanuales). Recordemos que cuanto más nos adecuamos a nuestro diseño biológico, más se beneficia nuestro organismo. Unas generaciones atrás, la gente se dejaba guiar por el Sol. Despertaba con el amanecer (o incluso antes) y cesaba sus actividades con el atardecer. Es cierto que hoy en día la agenda llena de actividades diarias nos obliga a seguir sumamente activos incluso mucho después de que ha desaparecido el Sol en el horizonte. Pero, ¿quién llena esa agenda? ¿Acaso, en la mayoría de los casos, no somos nosotros mismos? Sí, hay una cantidad de responsabilidades que tenemos de por sí. Pero también hay una cantidad de actividades que nos autoimponemos. Así que sincronizar nuestra vida al ciclo solar requerirá de un conjunto de modificaciones en nuestras costumbres. Y cada modificación requiere de tiempo y esfuerzo… como toda cosa que vale la pena en esta vida ;) Se puede comenzar por tratar de despertarse más temprano. Esto es importante hacerlo de forma suave y progresiva, quizás despertándose 15 minutos más temprano un día y hacer de ese el horario de despertarse cada día, hasta que el cuerpo se acostumbre. Luego disminuir otros 15 minutos y luego otros 15 minutos y así sucesivamente hasta llegar a la hora deseada. Claro, si la noche anterior nos vamos a dormir muy tarde, lo único que hacemos al ir despertándonos más temprano es quitarle horas de sueño a nuestro cuerpo y esa no es la idea. Analizar qué es lo que nos mantiene despiertos hasta tarde es un punto muy importante. Seamos honestos con nosotros mismos: ¿de verdad necesitamos quedarnos despiertos hasta tan tarde? Sí, hay ocasiones especiales en las que uno se queda despierto más tiempo que de costumbre. Pero, ¿se ha vuelto una costumbre en nuestra vida dormir tarde cada noche? Si así es, analicemos qué es lo que nos mantiene despiertos hasta tan tarde y qué factores se pueden modificar. Difícilmente se puede uno levantar temprano si a lo largo del día se toman tazas y tazas de café u otras bebidas estimulantes. El cuerpo pedirá descanso y literalmente impedirá que uno despierte temprano. Así que es bueno no abusar de dichas bebidas durante el día y mucho menos al acercarse la hora de acostarse. ¿Un punto más? Mejor es levantarse al escuchar la alarma. Olvidarse del “cinco minutos más” porque eso solo lleva a quedarse más tiempo en la cama. Cuanto antes uno sale de ella, más puede aprovechar la mañana para actividades que más concentración y esfuerzo requieran e ir mermando la intensidad de las actividades a lo largo del día, de forma tal que cuando llegue la noche estemos listos para un reparador descanso luego de un día pleno y productivo.

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