¿A quién no le ha pasado? Corremos del trabajo al super, de las compras a la casa para cocinar, lavar, planchar, barrer y cualquier otra actividad que necesite la casa (porque las casas SIEMPRE necesitan de nuestro cuidado), luego corremos a actividades extra que nos imponemos por gusto o por necesidad. Tiempo para la familia. Tiempo para los amigos. Tiempo para uno mismo. Tiempo. Tiempo. Tiempo. Pareciera a veces que la vida es una carrera contrarreloj para hacer todo lo que tenemos planeado… y más, si cabe. Aunque poder hacerlo todo suena lindo en teoría, la realidad es que no somos superhéroes. No podemos hacerlo todo. Es por eso que es tan importante saber cuáles son nuestras prioridades y de qué cosas podemos prescindir. Preguntarnos: ¿es realmente necesario? ¿Me va hacer bien o me va a estresar aún más? Es de conocimiento público que el estrés crónico puede repercutir en nuestra salud de manera negativa, siendo considerado incluso factor de riesgo cardiovascular. Obviamente ninguno de nosotros quiere un episodio desagradable involucrando el corazón, ni ahora ni más adelante. Lo que queda es encontrar el equilibrio entre aquellas actividades que debemos realizar y aquellas que queremos, sin tener que correr de un lado para otro. Ser realistas. Priorizar y organizar. Agendar… Disfrutar :)
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