domingo, 20 de mayo de 2012

Sx. Metabolico

También conocido como Síndrome de Insulinorresistencia o Síndrome X, fue propuesto por Gerald Reaven en el año 1988. En realidad, desde la década de los 20 del siglo pasado que se describe la asociación existente entre diversas situaciones clínicas como la Diabetes Mellitus (DM), la Hipertensión arterial (HTA) y la Dislipidemia (DLP). Pero Reaven notó que estos factores tendían a ocurrir en un mismo individuo en la forma de un síndrome en el que la resistencia a la insulina constituía el mecanismo fisiopatológico (mecanismo de producción de la enfermedad) básico. En 1998, un grupo consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso que se denominara Síndrome Metabólico (SM). La insulinorresistencia es un estado en el que se requieren cantidades anormalmente mayores de insulina para provocar una respuesta normal. Esto lleva a una hiperinsulinemia (aumento de niveles de insulina en la sangre) como respuesta compensadora. Pero esta hiperinsulinemia, a su vez, puede llevar a una disminución de la insulinosensibilidad con una consiguiente intolerancia a la glucosa y posterior desarrollo de Diabetes. ¿Qué quiere decir todo esto? Que algo con la sustancia encargada de pasar el azúcar de la sangre a las células de nuestro cuerpo no funciona bien. Entonces nuestro cuerpo se encarga de producir más de esa sustancia, pero se resiste más a ella por motivos diversos. Entonces el azúcar, en vez de entrar a las células como debería, va acumulándose en la sangre y así aumenta su nivel en ella. Ahora bien, ¿qué causa esa insulinorresistencia? En el origen de la insulinorresistencia intervienen factores genéticos y ambientales, siendo la obesidad la causa más frecuente de la insulinorresistencia adquirida. El cuerpo entra en un círculo vicioso de hiperinsulinemia e insulinosensibilidad disminuida en gran parte por culpa del aumento de grasa en nuestro cuerpo. La razón primordial de la obesidad es un alto consumo de calorías que luego no son gastadas apropiadamente por llevar una vida sedentaria. Entonces, si procuramos llevar una vida activa físicamente conjuntamente con un plan de alimentación equilibrado y nutricionalmente adecuado para nuestro cuerpo, estamos previniendo la resistencia a la insulina y todo lo que ella desencadena. Pero, ¿qué pasa si ya tenemos instalada una resistencia a la insulina? ¿Qué pasa si ya tenemos el SM? Bueno, ya vimos que hay muchas enfermedades que componen este Síndrome, como ser la obesidad, la resistencia a la insulina, la HTA y la DLP. Aunque un tratamiento farmacológico es muchas veces necesario para cada una de estas enfermedades por separado, lo que sí trata a cada una de ellas es llevar un estilo de vida saludable (cambio en la calidad de la alimentación y modificación de los hábitos alimentarios, no abusar del alcohol ni fumar, ser activo físicamente). Esto ayudará a que el cuerpo recupere la salud o, al menos, no progrese en la enfermedad. Los pacientes con SM, así como todo otro paciente, deben reconocer y aceptar el hecho de que su salud está en sus propias manos. Los profesionales de la salud podemos ayudar hasta cierto punto a la adquisición de una vida feliz y saludable, pero en última instancia, son las decisiones cotidianas del paciente las que lo llevarán por buen camino.

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