domingo, 23 de diciembre de 2012

Miel, dulce dulce miel

Encontré esta delicia aquí
Autores como Plutarco, Aristóteles, Homero y Plinio ya la mencionaban en sus obras. La Biblia la menciona. En diversas culturas se la conoce como alimento, como ingrediente para comidas deliciosas, como edulcorante, como medicina, como antiséptico, como componente de cosméticos… Es realmente apreciada desde antaño. La miel es el producto alimenticio producido por las abejas melíferas a partir del néctar de flores o de las secreciones procedentes de partes vivas de las plantas o de excreciones de insectos succionadores de plantas que quedaron sobre partes vivas de plantes. Las abejas recogen, transforman y combinan con sustancias específicas propias estas materias primas y almacenan y dejan madurar su producto en los panales de la colmena. Normalmente las abejas liban de las flores y exudaciones vegetales que están más próximas al panal y que la estación del año determina en mayor abundancia. Por ende, la composición en aroma, sabor y color de la miel puede variar por esta circunstancia. La miel de flores puede presentar distintos aromas y sabores, según la variedad floral que predomine en la zona, pero generalmente es de color claro. Cuando predomina el origen de exudaciones arbóreas (miel de mielada) el color es verde pardo. Existe la llamada Jalea Real (Papilla Real o Leche de Abeja) que es el alimento de la larva de la abeja reina hasta el tercero o cuarto día de vida, constituido por la secreción de las glándulas de la cabeza de abejas jóvenes y se presenta como una masa viscosa, de aspecto lechoso, color amarillo pálido, sabor ligeramente ácido y olor característico. Aunque se le han atribuido condiciones terapéuticas o revitalizadoras y condicionantes de la salud, no existen estudios serios que lo corroboren. En cuanto a composición, la miel de abeja contiene ácidos orgánicos provenientes del néctar que sirve para formarla, enzimas provenientes de la bolsa melífera de las abejas y un tenor vitamínico (vitamina B1, B2, niacina y ácido ascórbico) y mineral pobre. También pueden encontrarse restos de polen de modo que los alérgicos hacen mejor al no consumirla. Si solo nos fijamos en esos datos, parecería que no aporta demasiados beneficios. Entonces, ¿por qué tanto éxito? Unas palabras de cautela antes de hablar de los beneficios de la miel: no es recomendable que diabéticos, bebés menores de 1 año y personas que están procurando bajar de peso la consuman. Ahora pasemos a los beneficios :) Uno de los mayores beneficios que posee es que se trata de un potente mejorador de nuestro sistema inmune. La miel es un carbohidrato de calidad que brinda energía a nuestros cuerpos, especialmente cuando hacemos ejercicio. La glucosa de la miel es absorbida rápidamente por el cuerpo dándole energía inmediata. La fructosa de la miel es absorbida más lentamente y provee una energía sostenida. Si por las mañanas se tiene esa desagradable sensación de no tener ganas de nada, es buena idea endulzar una taza de té con miel o untarla en una rodaja de pan para comenzar el día con más pila. La miel puede utilizarse en cortes y quemaduras pequeñas ya que posee propiedades antisépticas que inhiben el crecimiento de ciertas bacterias y que además ayudan a mantener limpias las heridas, libres de infección. Además absorbe la humedad del aire y promueve la curación. Las propiedades antibacteriales de la miel ayudan a combatir dolores e infecciones de garganta. Una cucharada de miel mezclada con leche caliente ayuda a quienes tienen problemas para dormir ya que favorece la absorción del triptófano (precursor de la serotonina). ¿Qué tal darle una cabida en nuestra alimentación diaria?

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