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Ya hemos hablado sobre qué son
las vitaminas. Esta vitamina en particular es liposoluble, lo cual significa
que puede ser acumulada en el organismo cuando la consumimos en exceso. Antes
de entrar en temas de toxicidad y demás, conozcamos mejor esta vitamina. La
vitamina E comprende un grupo de al
menos ocho compuestos que exhiben actividad biológica de a-tocoferol (siendo esta la forma más activa
de la vitamina): a, b, g y d tocoferoles y a, b, g y d tocotrienoles.
Los tocoferoles constan de dos partes: un complejo anillo (cromano) y una larga
cadena saturada. Los tocotrienoles poseen tres dobles enlaces en la cadena
lateral. Todos estos compuestos pueden presentar una gran variedad de isómeros
(compuestos
que tienen la misma composición atómica pero diferente fórmula estructural), pero el que se presenta naturalmente en los alimentos es el RRR-a-tocoferol. Los tocoferoles se oxidan
fácilmente en el aire, sobre todo en presencia de hierro y otros metales. Son
termolábiles (se altera con facilidad por la acción del calor) a altas temperaturas (300°C) y por períodos prolongados (2 horas).
Tiene una función antioxidante, que también está explicado en el post
anteriormente mencionado. La deficiencia de esta vitamina es muy rara en los
humanos, ocurriendo solo como consecuencia de alteraciones genéticas con fallas
en la absorción de las grasas (recordemos que es una vitamina soluble en
grasas) o en enfermedades intestinales con malabsorción de grasas (enfermedad celíaca, pancreatitis, cirrosis biliar, enfermedad fibroquística). La principal
manifestación de la deficiencia es la neuropatía periférica en la que se
presentan alteraciones diversas como ataxia (descoordinación en el movimiento de las partes del cuerpo), arreflexia (falta de reflejos), alteraciones en
la fotopercepción, debilidad o hipertrofia muscular. En los adultos la
sintomatología de la deficiencia puede manifestarse al cabo de 5 a 10 años. En
los niños las consecuencias son más graves y el cuadro de deficiencia aparece
más rápido. Los síntomas de la deficiencia son controlados con la
suplementación de la vitamina E si ésta se indica antes de que ocurra daño
neurológico irreversible. La toxicidad (el exceso de esta vitamina en el cuerpo)
se considera solo para la ingesta de a-tocoferol
como suplemento o adicionado a los alimentos fortificados. Las alteraciones
hemorrágicas constituyen el efecto asociado a ingestas elevadas de vitamina E.
Es por eso que el límite máximo de ingesta para adultos se ha estimado el 1g de
a-tocoferol/día. Lo bueno es que no se
han evidenciado efectos adversos asociados al consumo de esta vitamina presente
en los alimentos y, teniendo presente su función como antioxidante, es
necesaria su ingesta con los alimentos que la contienen. ¿De qué alimentos
hablamos? Los aceites vegetales (de girasol, canola, oliva, maíz y soja) y los
productos alimenticios elaborados a partir de los mismos (como margarinas y
mayonesas) son las principales fuentes de vitamina E, pero contribuyen a la
ingesta diaria otros alimentos como el huevo, las semillas, los frutos secos y
los cereales integrales. ¿Quién quiere un plato de cereales integrales con
nueces y almendras o una ensalda fresca sazonada con aceite? ;)
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