domingo, 13 de enero de 2013

La edad de la piel


Desde el día que se forma y a lo largo de la vida, nuestra piel se ve expuesta a factores que influyen en el proceso de envejecimiento. Entre estos podemos citar el sol que es el mayor causante de las arrugas, resecamiento de la piel y aparición de manchas; la contaminación ambiental que produce la obstrucción de los poros y la aparición de puntos negros, espinillas y barritos; los cambios hormonales que se manifiestan con más fuerza a partir de los 40 años y, por útlimo, el estilo de vida que lleva la persona (una alimentación desbalanceada, estrés, tabaquismo, consumo no moderado de alcohol y pocas horas de sueño llevan a acelerar el proceso de envejecimiento de la piel). Ahora bien, más allá de estos factores, a rasgos generales se puede hablar de la piel a través de los años de acuerdo a la década de vida que esté viviendo. A los 20 años la piel comienza a ser más frágil y a estar menos protegida de los factores externos como el sol y el medio ambiente. Esto ocasiona sequedad, opacidad y formación de líneas gestuales. A esta edad se comienza con la prevención. Quizás no notemos cambios dramáticos en nuestra piel por los cuidados que le demos, pero ella de seguro nos agradecerá estos mimos en el futuro y estaremos felices de haberla cuidado hoy. ¿Qué hacer? Intentar mantener la piel lo más fresca posible. ¿Cómo? Protegiéndola con hidratantes adecuados al tipo de piel que contengan Factor de Protección Solar (FPS). A los 30 años la piel se vuelve aún más frágil y vulnerable a los factores como el sol, los cambios bruscos de temperatura y el estrés. Las líneas gestuales se acentúan y pueden convertirse en las temibles arrugas. Las claves a esta edad son la rehidratación de la piel con una fórmula que pueda recuperar el nivel de agua perdido y una nutrición de la piel que mejore la función de renovación de la misma logrando que las células nuevas suban a la superficie con mayor calidad y reemplacen a las células muertas. A los 40 años aproximadamente se inician los cambios hormonales que aceleran el proceso de envejecimiento, por lo que se incrementan y profundizan las líneas de expresión y arrugas, se pierde la elasticidad y la piel se vuelve flácida. Se debe procurar recuperar la elasticidad con fórmulas reconstituyentes en sueros, hidratantes, cremas nutritivas y otros tratamientos que restablezcan las funciones vitales de la piel y contrarresten los efectos de los cambios hormonales. A partir de los 50 años, la regeneración celular se reduce notablemente. La piel se vuelve más fina y retiene menos agua. Hay una pérdida evidente de elasticidad y de las estructuras de soporte de la piel, lo que causa flacidez, arrugas profundas y tipo pliegues. Además, se intensifican las manchas marrones en las manos y la cara. Lo que se puede hacer es renovar la piel, desacelerando el proceso de envejecimiento a través de hidratantes y cremas nutritivas anti-edad especiales para esta etapa de la vida. Algo para recordar en toda etapa de la vida: la piel necesita de una buena hidratación interna. A menos que se nos indique lo contrario, diariamente debemos de consumir abundante agua. Y a toda edad la piel aprecia que se la limpie bien y se la exfolie un par de veces a la semana. ¿En qué etapa está tu piel?

domingo, 6 de enero de 2013

Una piel bronceada y los alimentos que la acompañan

Conseguí esta imagen aquí
¡Llegó el verano! Y el Sol está más castigador que nunca. Pero no necesariamente debe de ser malo este hecho. Si respetamos ciertas normas, los rayos de Sol pueden ser unos aliados para una piel naturalmente bronceada y hermosa. Comencemos reconociendo que la piel es el mayor órgano del cuerpo: mide alrededor de 1,8 metros cuadrados en el hombre promedio y unos 1,6 metros cuadrados en la mujer promedio. Este órgano cuenta con células receptoras que responden al dolor, al tacto y a la temperatura, lo cual nos ayuda a reaccionar a objetos que nos puedan dañar y nos permite disfrutar de mimitos y abrazos. La piel constituye la principal defensa del cuerpo contra el calor, el frío y los traumatismos, así como contra las toxinas, las sustancias químicas y los contaminantes. Nos impermeabiliza impidiendo que los fluidos penetren y/o se escapen. La piel hace muchísimo por nosotros y merece que la cuidemos. Lo ideal es que los hábitos saludables con respecto al Sol se aprendan desde la infancia, pero nunca es demasiado tarde para comenzar a aplicar consejos que nos ayuden a llevar una vida feliz y saludable ;) Es importante limitar la exposición al sol, especialmente entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando la nociva radiación ultravioleta (UV) es más potente. Si el objetivo es broncearse, es aconsejable que las primeras exposiciones al Sol se hagan en movimiento y sean progresivas en duración. Al estar al aire libre, es bueno recordar utilizar un protector solar de amplio espectro con un factor de protección (FPS) mayor de 15, aplicarlo generosamente en la piel unos treinta minutos antes de exponerla al Sol y repetir la operación cada dos horas y/o después de meterse al agua (y aquí una nota al margen: después de un baño en la playa o en la piscina es recomendable ducharse con agua dulce ya que las gotas de agua salada o con cloro ejercen una función de mini-lupas y pueden causar quemaduras de piel). Para quienes son mamás o deben cuidar de bebés: a los niños menores de seis meses no se les debe aplicar protector solar y, por ende, no deben tener contacto directo con el Sol. Si es posible, llevar pantalones largos y camisas de manga larga (excepto cuando el objetivo es broncearnos, obviamente), sombreros de ala ancha y anteojos de Sol con protección ultravioleta al estar expuestos al Sol. Beber mucha agua. Es muy importante estar bien hidratados ya que la piel también sufre las consecuencias de la deshidratación. En general es mejor permanecer a la sombra. Usar sombrillas o toldos cuando no haya sombra natural. Es increíble la diferencia entre Sol y sombra. Cualquiera que lo niegue, no ha vivido en un país donde el Sol de verdad sea castigador. Tener en cuenta que los rayos solares se reflejan en muchas superficies tales como arena, agua, nieve, rocas y que, por lo tanto, se debe proteger la piel incluso en la sombra. Recordar que aún en un día nublado el riesgo de quemadura sigue existiendo, puesto que el 90% de los rayos UV son capaces de atravesar las nubes. Esos son algunos de los cuidados básicos de la piel en cualquier momento y especialmente a la hora de broncearse. Ahora bien, ¿qué alimentos promueven una piel saludable y un bonito bronceado? Los alimentos ricos en vitamina C ayudan a frenar los radicales libres (el kiwi, los cítricos y las frutas rojas), los alimentos ricos en carotenos ayudan a activar la melanina (zanahoria, tomate, brócoli, espinaca, calabaza, lechuga, perejil, acelga, pimiento, mango, papaya o mamón) y los alimentos que contienen vitamina E actúan también contra la acción de los radicales libres (aceites vegetales, germen de trigo, frutos secos, cereales integrales, aguacate, verduras de hoja verde). Es importante que estos alimentos sean parte de nuestra dieta diaria para la protección de la piel y para lograr un buen bronceado. Buena salud para tu piel :)