Encontré estos alimentos aquí
La tendencia actual en Nutrición
es acentuar la importancia de los hábitos diarios de cada persona, eligiendo
racionalmente los alimentos basándonos no sólo en la composición nutricional de
los mismos sino también en sus propiedades. Ya no se trata únicamente de
reducir los alimentos cuyo exceso puedan ser perjudiciales para nuestra salud
(lo cual, de por sí, es buenísimo), sino ir más allá en busca de aquellos
alimentos que tengan beneficios para la salud y que, incluso, ayuden a retrasar
la aparición de algunas enfermedades. El interés por los alimentos que promueven
la salud data de tiempos antiguos. Sin embargo, nos concentraremos en los
esfuerzos más recientes en la historia de la humanidad. En la década de los 30
del siglo pasado, el Dr. Minoru Shirota se convirtió en la primera persona en
el mundo en lograr el cultivo de una cepa de bacterias lácticas beneficiosas para
la salud humana. La bacteria fue nombrada Lactobacillus casei Shirota y es la
que se utiliza en la bebida láctea fermentada Yakult (palabra compuesta del
Esperanto, propuesta de idioma universal creada por el polaco Zemenhof, que
significa yogurt). Esta bebida fue desarrollada bajo el concepto de Medicina
Preventiva, el cual establece que en lugar de curar las enfermedades cuando
estas ocurren, es mejor prevenirlas para que de esta forma el individuo goce
una salud larga y duradera. La idea es que las bacterias del Yakult ayudan a
promover el crecimiento de lactobacilos y bifidobacterias benéficas mientras
suprimen el crecimiento de las bacterias nocivas, lo que hace que el ambiente
intestinal mejore y sea mantenido en buena condición. Así nació un alimento
funcional. Pero no fue sino hasta 1984 que se acuñó este término por primera
vez. ¿Qué es un alimento funcional? Es un alimento natural en el que uno de sus
componentes ha sido mejorado mediante condiciones especiales de cultivo, un
alimento al que se ha añadido un componente para que produzca beneficios, un
alimento del cual se ha eliminado un componente para que produzca menos efectos
adversos sobre la salud, un alimento en el que la naturaleza de uno o más de
sus componentes ha sido modificada químicamente para mejorar la salud, un
alimento en el que la biodisponibilidad de uno o más de sus componentes ha sido
aumentada para mejorar la asimilación de un componente beneficioso o cualquier
combinación de las posibilidades anteriores. En síntesis, es un alimento que al
llegar al consumidor posee un componente específico que cumple una función
beneficiosa en su cuerpo. Estas funciones abarcan desde un mejor crecimiento y
desarrollo en la primera infancia hasta la defensa contra el estrés oxidativo
(o, lo que es lo mismo, una terapia anti-age). Ahora bien, ¿cómo identificar un
alimento funcional? Algunos de los componentes de los alimentos funcionales
son: el aceite de oliva, ácidos grasos omega-3, los fitoesteroles, las
isoflavonas, el licopeno, la fibra dietética soluble, los probióticos, los
prebióticos. Alimentos que contengan alguno de estos componentes de seguro lo
van a declarar en sus etiquetas. ¿Cuántos alimentos funcionales ya estabas
consumiendo cotidianamente sin saberlo?